Todos los hombres
y mujeres nacen, viven, sufren y mueren; lo que nos distingue unos de otros son
nuestros sueños, ya sean sueños sobre cosas espirituales o mundanas, y lo que
hacemos para que estos se realicen. No elegimos nacer. No elegimos nuestros
padres. No elegimos nuestra época, el país de nuestro nacimiento, o las
circunstancias inmediatas de nuestra crianza. No elegimos, la mayoría de
nosotros, el morir; tampoco elegimos la hora y las condiciones de nuestra
muerte. Pero dentro de este reino de falta de elecciones, ELEGIMOS COMO VIVIR.
Por Joseph Epstein
Por Joseph Epstein
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